En la década de los 50, el erudito inglés Charles R. Boxer, estudioso de la presencia portuguesa y holandesa en Asia, compró un manuscrito en la casa de subastas Hodgson's de Londres por apenas 70 libras de la época. El manuscrito acabó allí con los restos que se pudieron rescatar de la biblioteca del bibliófilo inglés Lord Ilchester, cuya casa fue destruida por una bomba nazi. Cómo se pudo hacer con semejante documento sigue siendo un misterio: ¿el pillaje durante la efímera ocupación inglesa de Manila a fines del siglo XVIII?
La descripción del catálogo decía así:
"Oriental Ms. Seventy five Coloured Drawings of Native Races in the Far East, including the Ladrones, Molucas, Philippines, Java, Siam, China and elsewhere, those of China depicting Royalty, Warriors, Mandarins, etc., with gorgeous Robes, highly heightened with gold, also 88 smalller Coloured Drawings of Birds and fantastic Animals (4 on a page), all within decorative borders, and a double foulding Drawing of a Ship, and Natives in small craft, with about 270 pages Ms. text...... (18th century)."
Podemos imaginar la satisfacción del buen Charles cuando consiguió hacerse con el manuscrito que, con mucho tino, legó al cabo de unos años a la Lilly Library de la Universidad de Indiana y desde cuya página web nos lo podemos descargar.
Dejando de lado la fecha estimada de redacción, completamente errónea, la descripción ponía el acento en los dibujos -lo que entra por los ojos se vende mejor- y mencionaba de pasada las doscientas setenta páginas de texto. Ciertamente, los dibujos son verdaderamente llamativos: seres fantásticos, animales, pájaros, tipos de Japón, China, Tartaria, las Islas Marianas o Ceilán y, también, las primeras representaciones visuales de los habitantes del archipiélago filipino.
La descripción del catálogo decía así:
"Oriental Ms. Seventy five Coloured Drawings of Native Races in the Far East, including the Ladrones, Molucas, Philippines, Java, Siam, China and elsewhere, those of China depicting Royalty, Warriors, Mandarins, etc., with gorgeous Robes, highly heightened with gold, also 88 smalller Coloured Drawings of Birds and fantastic Animals (4 on a page), all within decorative borders, and a double foulding Drawing of a Ship, and Natives in small craft, with about 270 pages Ms. text...... (18th century)."
Podemos imaginar la satisfacción del buen Charles cuando consiguió hacerse con el manuscrito que, con mucho tino, legó al cabo de unos años a la Lilly Library de la Universidad de Indiana y desde cuya página web nos lo podemos descargar.
Dejando de lado la fecha estimada de redacción, completamente errónea, la descripción ponía el acento en los dibujos -lo que entra por los ojos se vende mejor- y mencionaba de pasada las doscientas setenta páginas de texto. Ciertamente, los dibujos son verdaderamente llamativos: seres fantásticos, animales, pájaros, tipos de Japón, China, Tartaria, las Islas Marianas o Ceilán y, también, las primeras representaciones visuales de los habitantes del archipiélago filipino.
Los filipinos representados son los cagayanes, zambales, tagalos, bisayas y negritos (aetas). En la foto de la derecha, por ejemplo, vemos una escena de caza: un zambal abriendo el vientre de un venado mientras que el otro apunta con el arco y la flecha. Los comentaristas del manuscrito alegan que el autor de las ilustraciones debió ser un artista chino a juzgar por la técnica empleada, y un reciente artículo de John Crossley, publicado en el segundo número de este año de Philippiniana Sacra, indica que la decoración de los bordes se inspira en un Libro de Horas manuscrito que se encuentra en el Archivo de la Universidad de Santo Tomás (no lo he visto, todavía...) que trajo consigo el séptimo gobernador de Filipinas, el gallego Gómez Pérez Dasmariñas y que debió pertenecer a su devota esposa, ya difunta. La hipótesis es bien interesante, porque refuerza la tesis original de Boxer, según la cual el manuscrito fue encargado por el propio gobernador, cuya política de expansión territorial exigía un conocimiento de los pueblos del sudeste de Asia y le causó la muerte a manos de la tripulación china con que se embarcó en pos de Ternate (Molucas) y sus especias.
Boxer propone al mismo gobernador como autor del manuscrito mientras que Carlos Quirino y Mauro García, que transcribieron y tradujeron la parte filipina del texto, apuestan por Juan de Cuéllar, su secretario, opciones que no son incompatibles entre sí, porque sería perfectamente plausible que el primero mandara al segundo a compilar toda la información que tuviera al alcance y escribiera a su dictado. Y eso es de hecho lo que hace: copiar y pegar de la "Relación de las Yslas Philipinas", de Miguel de Loarca -un texto que no tiene desperdicio, y del "Costumbres de los yndios tagalos", del misionero franciscano Juan de Plasencia, y añadir no poco de su propia cosecha. Así, y al menos en lo que se refiere a los habitantes del archipiélago, el autor compone un desarreglado palimpsesto escrito a la ligera -sobreabundan las conjunciones copulativas y las cacofonías léxicas por repetición- que acumula verdaderas perlas informativas acerca de lo que hoy enmarcaríamos en el ámbito de la antropología social: datos sobre la estructura social, la forma de vida, las leyes, la creencias, el origen del mundo, la forma de cocinar, los ritos funerarios, las bodas, etc.
Empieza con hablando de la región de Cagayán, de la que se afirma: "Esta prouincia es gente que tienen guerras vnos lugares con otros y no toman a vida a ninguno aunque sea muger o niños sino les cortan las caueças (...) Todas sus fiestas son borracheras qualquiera que solemnizan es bebiendo hasta que se enborrachan y despues lo estan suelen armar pendencias entre ellos hasta que se matan vnos a otros y entonces se conciertan las juntas y trayciones que an de hazer para ir a quitar el oro al principal del pueblo que les parece y cortar cabeças de yndios o yndias".
Sobre las relaciones de pareja se nos dice: "Es costumbre entrellos de casarse y descasarse por lo que se les antoja", costumbre que el buen católico no podía soportar. Y continúa: "Es gente muy celosa y suelen matar las mujeres si las hallan con otros yndios y sobre esto acaese mouerse guerras entre ellos que cuestan muchas muertes." Bueno, esto pasa hasta en las mejores familias...
Sobre las relaciones de pareja se nos dice: "Es costumbre entrellos de casarse y descasarse por lo que se les antoja", costumbre que el buen católico no podía soportar. Y continúa: "Es gente muy celosa y suelen matar las mujeres si las hallan con otros yndios y sobre esto acaese mouerse guerras entre ellos que cuestan muchas muertes." Bueno, esto pasa hasta en las mejores familias...
El mito del origen del mundo de los bisayas tiene similitudes sorprendentes con el del Kalevala finés y lo que el autor del manuscrito denomina supersticiones -por no entender el conjunto de creencias- conforman el grueso de la información. Así:
"Saliendo de sus casas para alguna parte, si alguno dellos o otro estornuda se tornan a entrar en ellas y se están vn cierto espacio de tiempo, que no tornan a salir y acauado salen y ban a hacer lo que yban."
De sus leyes: "No tienen estas gentes justicias ni hombres diputados para el bien común de sus rrepublicas, ni se castigan los delitos que hazen o cometen por ninguna persona sino que cada vno que es agrauiado toma por si la satisfacion de las ynjurias que le son fechas."
De su planeamiento urbanístico: "Los edificios y cosas que tienen y asientos de los pueblos son muy rruynes, porque no tienen traça ni horden ni concierto en ello."
"Saliendo de sus casas para alguna parte, si alguno dellos o otro estornuda se tornan a entrar en ellas y se están vn cierto espacio de tiempo, que no tornan a salir y acauado salen y ban a hacer lo que yban."
De sus leyes: "No tienen estas gentes justicias ni hombres diputados para el bien común de sus rrepublicas, ni se castigan los delitos que hazen o cometen por ninguna persona sino que cada vno que es agrauiado toma por si la satisfacion de las ynjurias que le son fechas."
De su planeamiento urbanístico: "Los edificios y cosas que tienen y asientos de los pueblos son muy rruynes, porque no tienen traça ni horden ni concierto en ello."
De los juegos: "Agora que los españoles estan en aquellas partes an tomado de ellos algunos juegos como es el de argolla y damas de ajedres de que ay muy buenos mestros, especialmente del argolla. Algunos de an dado a los naypes y los juegan avnque de estos ay pocos."
Sobre las mujeres: "No paran en que la mujer este uirgen porque todas las mas estan a este tiempo corrompidas y no hazen caso del esto ni rreparan en ello avnque tienen por afrenta el parir no siendo casadas." Y aún otra costumbre que reporta el padre Alzina aún en 1668: "Las mujeres tienen por afrenta parir muchas vezes (...) Despues que tienen vno o dos las demas vezes que se empreñan estando ya de tres o quatro meses que se les echa de ver la preñez matan la criatura en el cuerpo y bienen a mal parir."
Y acerca de los hombres: "Son en general grandisimos haraganes y enemigos del trabajo. Gastan el mas tiempo del año en andarse holgando y enborrachandose, que si la necesidad no les costriñese dexarian de sembrar sus sementeras y arroz y las demas cosas que siembran para su sustento." Mientras que las mujeres, por contra, "son todas mas hordinariamente mas amigas del trabajo, que no los hombres, porque cosen, labran, hilan y texen mantas de algodon y otras cosas de que se uisten, ban a las sementeras y trabajan en ellas haziendo oficios de hombres."
Sobre las mujeres: "No paran en que la mujer este uirgen porque todas las mas estan a este tiempo corrompidas y no hazen caso del esto ni rreparan en ello avnque tienen por afrenta el parir no siendo casadas." Y aún otra costumbre que reporta el padre Alzina aún en 1668: "Las mujeres tienen por afrenta parir muchas vezes (...) Despues que tienen vno o dos las demas vezes que se empreñan estando ya de tres o quatro meses que se les echa de ver la preñez matan la criatura en el cuerpo y bienen a mal parir."
Y acerca de los hombres: "Son en general grandisimos haraganes y enemigos del trabajo. Gastan el mas tiempo del año en andarse holgando y enborrachandose, que si la necesidad no les costriñese dexarian de sembrar sus sementeras y arroz y las demas cosas que siembran para su sustento." Mientras que las mujeres, por contra, "son todas mas hordinariamente mas amigas del trabajo, que no los hombres, porque cosen, labran, hilan y texen mantas de algodon y otras cosas de que se uisten, ban a las sementeras y trabajan en ellas haziendo oficios de hombres."
Y así, podría seguir transcribiendo una lista muy numerosa de informaciones del más diverso tipo. Huelga decir que el autor no sólo describe, sino que juzga además de una perspectiva europea y católica con incontrovertibles aires de superioridad moral -aunque el celo apostólico esté ausente de sus comentarios. No podía ser de otra manera y no debemos sino perdonarle al autor lo que no pudo perdonar a su objeto de estudio. Igualmente, cabe reconocerle una gran capacidad de observación aunque ésta tendiera a fijarse de una manera un tanto obsesiva en las diferencias que más le chocaban.
Mauro García, editor y traductor del texto filipino, confiesa inexplicablemente su decepción tras realizar su -excelente- trabajo. Yo me pregunto qué se esperaba, ¿una prueba de la existencia del ficticio Reino de Tondo?
Este precioso manuscrito, una pequeña enciclopedia acerca de los pueblos del sudeste de Asia, aún permanece -aunque creo que ya no por mucho tiempo- inédito, y constituye, simplemente, el mejor fresco para conocer el modo de vida y las costumbres de los filipinos antes de Filipinas y de los pueblos colindantes.
Mauro García, editor y traductor del texto filipino, confiesa inexplicablemente su decepción tras realizar su -excelente- trabajo. Yo me pregunto qué se esperaba, ¿una prueba de la existencia del ficticio Reino de Tondo?
Este precioso manuscrito, una pequeña enciclopedia acerca de los pueblos del sudeste de Asia, aún permanece -aunque creo que ya no por mucho tiempo- inédito, y constituye, simplemente, el mejor fresco para conocer el modo de vida y las costumbres de los filipinos antes de Filipinas y de los pueblos colindantes.